Aunque el Día Internacional del Libro es el 23 de abril, en homenaje al fallecimiento de William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra, en nuestro país festejamos el día nacional del libro cada 15 de junio.
Esta celebración nació en 1908, cuando se entregaron los premios de un concurso literario organizado por el Consejo Nacional de Mujeres. La conmemoración tuvo como primer nombre “Fiesta del libro”, pero en 1941 una resolución Ministerial propuso llamarla “Día del Libro”, expresión que se mantiene actualmente.
El libro y sus formas de producción variaron trascendentalmente a lo largo de la historia y de las culturas. Los primeros soportes fueron tablas de arcilla o bajorrelieves en diferentes piedras, los egipcios emplearon el papiro, mientras que los chinos aportaron un soporte mucho más duradero: el papel. Sin embargo, el gran avance fue la imprenta, que trajo aparejada la democratización del acceso al saber.
Debido a la introducción de innovaciones tecnológicas, a mediados de los noventa muchos eran los que dudaban de la perdurabilidad del libro y algunos hasta llegaron a augurar su total desaparición. Sin embargo, a pesar de que aparezcan nuevos soportes, el libro tradicional continúa acompañándonos.
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